Un suicidio. Y una pregunta.


Un hombre se suicida
y todos se preguntan ¿por qué?

Debo decirles que vivir es una elección.

No es algo que un libro de pasta lustrosa
o un hombrecito con bata inmaculada
pueda imponernos.

Nadie
debería estar obligado
a vivir una vida que no desea.
Nadie
debería arrastrarse por los laberintos del tiempo
cargando su existencia como una cruz.
Nadie
merece chapotear en una pesadilla
a menos que sea por elección propia.

La vida es un premio, no un castigo.

Y debe ser una sucesión de risas y lágrimas, de besos y amarguras, de triunfos y fracasos,
a los que debemos marchar
solo si estamos dispuestos a cabalgar con esperanza.

Este hombre miró su futuro
y decidió que no era algo que él quería vivir.

Y, como sólo pueden hacerlo
aquellos que realmente aman la vida,
estiró su mano, con firmeza,
y apagó la luz.

Su muerte fue un homenaje a su vida.
(Es decir, un epitafio revelador de esa vida de la cual quería huir.)



chaveztoro

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