Primer toque

Los labios están hechos para transmitir señales y deseos.




Son el primer test que le hacemos al otro -y por el que pasamos- para saber si existe esa chispa mágica que hace que una piel extraña nos sea más amada que la nuestra.

El beso nos narra-en apretado resumen-qué tanta pasión es capaz de sentir y puede transmitir su remitente. Qué tanta ternura y cuanta tibieza.

Pero en esto de besar hay lo vulgar y lo sublime.
Hay el beso sin gracia, sin pasión sin humedad.
Un beso que es una prolongación de la impersonal mano. Que sólo es como un "buenos días" o un "gracias", pero no informa de nada más.
Esos besos son un desperdicio.
No sirven para nada y en el mejor de los casos conducen a un amor gris, que...puede ser bueno como cualquier otro...si es lo que uno está busando.

Pero hay los otros. Esos que son el preámbulo de la primavera, la antesala del arco iris, el cuarto-creciente de las sensaciones.

Son los besos donde se pone la ternura y el fuego y que surgen cuando se ha encontrado a alguien que comparte nuestras mismas ansiedades y nuestros mismos miedos.

Es el beso que no se da con los labios cerrados, sino en el que se abre el universo de nuestro calor y las profundidades de nuestra entrega.

Es el beso que nada en fluídos de consistencia dulce.
Que se acompañan con mordiscos y suspiros. Que nos advierte que no se esta entregando los labios, sino los sueños. Y que nos invitan a la feliz furia de la entrega.

¿Va a besar hoy? Ya sabe a que atenerse.

chaveztoro

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