Un solo tiro


Tienes una sonrisa que es un arma de destrucción masiva.

Lo supe el mediodía en que, parada a la mitad de Machu Picchu,
desajustaste los audífonos de tus orejas, le diste una ojeada concentrada al horizonte y me preguntaste fastidiada:

- ¿Esto es todo? ¿Sólo piedras?

Me sentí desolado.
Era verdad. Los hombres no se diferencian por el color de su piel, por la cantidad de dinero que poseen o por su procedencia.
Los hombre se dividen entre los que tienen imaginación y los que no la tienen.

Mientras yo veía una civilización entera. Tú solo viste piedras.
Iba a decírtelo. Pero en eso apuntaste hacia mí y me disparaste con tu sonrisa.

Y quedé fulminado en el suelo, tratando de explicarte desde allí, porque todos estos gringos,
que nos rodeaban, habían recorrido medio planeta para llegar hasta este montón de rocas.

Tu sonrisa es como una ametralladora que cuando me apunta, me deja moribundo.
Es hermosa.

Hoy entré a un dormitorio ordenado y limpio.
Y me di cuenta que está ordenado y limpio... porque no estás.

Que el baño no tiene el piso mojado... porque no estás.
Que no hay pañuelos y chompas arremolinadas sobre el sillón... porque no estás.
Que el librero no desborda de separatas y fichas de lectura... porque no estás.
Que no hay una jirafa naranja al lado de mi almohada... porque no estás.
Que no hay pop corn decorando la alfombra... porque no estás.
Que hay a mi alrededor un vacío extraño... porque no estás.

¿Y sabes qué hice?

Antes que me diera una nostalgia peligrosa,
prendí mi celular, busque esa foto en la que tienes la más espléndida de todas las sonrisas,
me apunte a la cabeza
y disparé.

chaveztoro

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