La encontraron rígida, al lado de su bebé que, curiosamente, no lloraba.
Había muerto de un ataque de epilepsia, asfixiada por su propia lengua.
Los médicos que revisaron el cadáver llegaron a la conclusión de que había dejado de tomar los medicamentos que controlaban sus ataques durante dos semanas.
Un familiar confirmó:
- Lo hizo, porque los medicamentos le producían diarreas a su bebé.
El doctor los miró pensativo.
- Todos le dijimos que no lo haga, doctor. Pero madre es madre.
Es que, a veces, para dar la vida
realmente hay que dar la vida.
(true story)
chaveztoro
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