Transmutación

Somos cazadores de emociones.

Ataviados con nuestros trajes digitales de batalla.
Armados con nuestros instrumentos táctiles de precisión.
Arrojando dardos con las yemas de nuestros dedos.
Olfateando a la distancia
este nuevo mundo, en el cual
los que están más próximos
casi siempre son los que están más distantes.

Somos cazadores de emociones.

Desde los días olvidados
en que caminábamos apoyados en nuestros nudillos,
en que trazábamos mensajes en tabletas de arcilla,
en que garabateábamos ilusiones con latas de aerosol.

Y lo que buscamos, sin descanso,
es algo tan simple y fugaz
que a veces pareciera no merecer
todo este esfuerzo.

Un evento.
Uno
que nos mantenga atónitos durante algunos segundos
y que haga brotar a borbotones
el manantial puro de nuestra emoción.

Unos segundos. Nada más.
Que nos sirvan para soportar el resto del día,
el resto de la semana
o el resto de la vida.


Un evento que, esta vez,
vino envuelto en una oración de solo dos palabras:
Feliz cumpleaños.

Una frase pequeña, ordinaria, casi protocolar.
Que, iluminada por una mirada brillante y una sonrisa,
escarchada por un abrazo tibio y una caricia,
se transmutó y resplandeció.

Y me mantuvo atónito durante algunos segundos
e hizo brotar a borbotones
el manantial aún sin contaminar
de mi emoción.

chaveztoro

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