Inmóvil

Esa estrella me está mirando.
Hace media hora que siento que me sigue.
Cada vez que volteo a la izquierda, me parece que, coqueta ella, brillará un poco más.

La observó con cuidado. Estoy seguro que me muevo a cientos de kilómetros por hora, pero siempre está allí, aparentemente inmóvil, como si solo ella y yo existiéramos.
Señores pasajeros, dice repentinamente una voz en medio de la penumbra, estamos próximos a llegar a la ciudad de Lima. Por favor, abrochen sus cinturones.

Y mientras todas las luces de la cabina empiezan a encenderse, yo volteo ansioso a la izquierda para saber si aún puedo verla.
Ella sacude su larga cabellera negra, me lanza un último sonriente destello y desaparece tras la neblina gris de la que sigo intentando escapar.

chaveztoro

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